diumenge, 1 de desembre del 2019

Texto de valoración


La ciencia ha de enseñarse con pasión. De no ser así, como afirma Neil DeGrasse Tyson en el vídeo, la curiosidad y la creatividad de los niños desaparecen. La educación formal sigue teniendo unos objetivos que alejan al alumno del desarrollo de estas cualidades.



“La educación no debería basarse en volcar información en el cerebro de las personas, sino en entrenar a la gente para que piense”, afirma el astrofísico. En efecto, no se trata de enseñar ciencia en los colegios y universidades presentando contenidos sin pensar sobre ellos. La escuela debería impulsar aquello que nos lleva a tener ciencia: pensar, dudar, sentir curiosidad. En mi opinión, enseñar ciencia como se hace desde la educación formal es incluso contradictorio con lo que significa la ciencia, donde todo es susceptible de ser sustituido por descripciones más aproximadas de la realidad.

En esa misma línea se encuentra la opinión del fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, para quien lo importante es sentir curiosidad por el mundo, ser críticos con la información que recibimos y cuestionarnos su veracidad investigando sobre ella. Esto es lo que se consigue mediante la educación no formal, motivada sólo por nuestro deseo de saber, ya que, como dice Wales, esta no tiene un objetivo concreto en cuanto a sacarse títulos.



Desde el sistema educativo convencional se nos proporcionan unos conocimientos ya moldeados, lo cual es una forma rápida de transmitir la información necesaria para superar los exámenes que nos llevan finalmente a la obtención de un título. La ciencia debe acercarse a los niños de otra manera, no presentando unos contenidos fijos y persiguiendo unas metas, sino creando primero una cierta curiosidad e interés por ella, que les sirva a los niños de motor para continuar aprendiendo. El aprendizaje se consigue así de una forma más satisfactoria y eficaz, ya que la educación no formal está libre de obligaciones y objetivos concretos. Es la “utilidad de lo inútil” de la que nos habla Nuccio Ordine.

Esta manera informal de aprender estimula la reflexión, la duda y la imaginación, procesos cognitivos que nos llevan a un conocimiento más sólido y profundo y que formará a personas más autónomas y con capacidad crítica. Además, al desprenderse de la etiqueta de “obligatorio” hace que los niños quieran seguir indagando, cultivando su interés y su curiosidad por la ciencia; curiosidad que, a su vez, es abono para el avance científico.

Sin embargo, esto no quiere decir que debamos acabar con la educación formal. Esta tiene un papel importante, como parece sugerir Wales: organizar la información, darle un orden y prevenir de que ahí fuera hay información falsa o manipulada.

Por todo esto, la función de la divulgación científica más necesaria para DeGrasse Tyson es dar a conocer la ciencia con la visión que de ella tienen las personas a las que les entusiasma, para contagiar ese espíritu de querer saber, de hacerse preguntas sobre el mundo que nos rodea, de ser capaces de emocionarnos con lo que sabemos y con lo que desconocemos. Mediante la divulgación de la ciencia se promueve la reflexión y el desarrollo del pensamiento crítico y se enseña a aprender a mirar -lo cual es distinto que advertir lo que otros ya han observado-, porque la ciencia está en los ojos del que mira y se hace preguntas.

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