dimecres, 4 de desembre del 2019

Citas


En una entrada anterior se comprobó si un par de artículos se ajustaban al formato IMRaD (Introducción, Metodología, Resultados y Discusión). Ahora vamos a escoger uno de esos artículos para analizar las citas.

Se han contado el número de citas que hay en cada sección del artículo Importanceof the deep ocean for estimating decadal changes in Earth’s radiation balance (Palmer et al., 2011) -publicado por Geophysical Research Letters-, para saber cuántas aparecen en cada apartado de la estructura IMRaD.
En la “Introducción” hay catorce citas; en el apartado “Simulaciones”, siete; en “Métodos” no aparece ninguna cita; en “Resultados y discusión”, siete; y en “Resumen”, una.

Comprobamos que en “Introducción” es donde más citas hay. Es de esperar, ya que en esta sección se contextualiza la investigación haciendo referencia a otros artículos publicados sobre el mismo tema. Puesto que la ciencia avanza tomando como base siempre lo que ya se ha investigado, tanto si ha resultado ser correcto como si no, es muy probable que cualquier artículo científico que se publique tenga un número mayor de citas en este apartado que en el resto.

En “Simulaciones” -que podríamos considerar como “Materiales”- explica las bases de datos y modelos usados en su investigación. Como tanto unos como otros han sido detallados en trabajos previos, para evitar repetir esa información hace referencia a dichos papers, por lo que tampoco es de extrañar encontrar varias citas en esta sección.

En el apartado de “Métodos” no encontramos ninguna cita. Esto es debido a que los autores describen las técnicas y análisis estadísticos que llevarán a cabo y que no se han hecho en investigaciones anteriores.

En “Resultados y discusión” cinco de las siete citas se ponen para comparar sus resultados con los de otros artículos. Los dos restantes pertenecerían a la parte de la discusión: uno le sirve para apoyar el análisis de su resultado y el otro para indicar que puede faltar algo en ese trabajo anterior teniendo en cuenta los resultados del nuevo estudio.

Teniendo en cuenta los motivos que llevan hacer referencias en cada sección, es de esperar encontrar un resultado similar en todos los artículos científicos. No obstante, el área de la ciencia al que pertenezca puede influir. Por ejemplo, este artículo tiene la particularidad de hacer referencia a datos y modelos numéricos que ya han sido utilizados.

¿Puede empezar ya el verano?


Que la Tierra gira alrededor del Sol es algo que casi todos tenemos bastante claro. Tampoco vacilamos si nos preguntan por el orden de las estaciones. Sin embargo, algunos se quedan callados o responden erróneamente si se les pide explicar el motivo por el cual después de la temporada de playa y piscina pasamos a la que protagonizan las castañas y las hojas cayendo de los árboles. Hay quien responde siguiendo el principio de la navaja de Ockham, ya que aunque se les ocurran explicaciones más sofisticadas se acaban quedando con la más sencilla: “es verano cuando estamos más cerca del Sol e invierno cuando nos pilla más lejos”. Pero en este caso el socorrido principio no nos lleva al acierto, a no ser que vivamos en el hemisferio sur. Lo que sí es una consecuencia de estar más o menos alejados del Sol es que el planeta recibe más radiación cuando es verano en el hemisferio sur -ya que estamos más cerca de la estrella- que cuando es verano en el hemisferio norte.



La sucesión de las estaciones se debe a la oblicuidad del eje de rotación terrestre, que tiene una inclinación de unos 23.4º. Si la inclinación fuese nula, como sucede aproximadamente en Mercurio, viviríamos en una misma estación permanentemente. Sólo necesitaríamos un tipo de ropa, más o menos abrigada en función de los lejos o cerca que estuviésemos del ecuador; las hojas de los árboles no se caerían por variaciones de la temperatura; no podríamos decir “winter is coming” … Y probablemente Albert Camus no habría escrito esto:

"En lo más profundo del invierno, finalmente aprendí que dentro de mí se encuentra un invencible verano."

 Como veis, esa inclinación hace que nuestras vidas sean menos monótonas, más entretenidas.
 Por tanto, es verano en la mitad del planeta que está más inclinada hacia el Sol, debido a que los rayos solares caen más perpendiculares a la superficie terrestre. Esto de que la inclinación de los rayos sea distinta en lugares que se encuentran a diferentes latitudes tiene otras implicaciones, aunque no tan evidentes como el paso de las estaciones. Sirva de ejemplo el cultivo de la vid: los viñedos en España se plantan en terrenos llanos, facilitándose así el trabajo de campo; sin embargo, en Alemania suelen encontrarse en zonas con una cierta pendiente que compense la mayor inclinación con la que incide el Sol en estas latitudes mayores.

¿Y qué pasaría si la oblicuidad de la Tierra cambiase? Seguiría habiendo estaciones, pero las horas de luz que recibiría cada lugar del planeta a lo largo del año cambiarían. Si la oblicuidad aumentase hasta 49.5º o más, en España podríamos disfrutar del sol de medianoche durante parte del año, aunque también tendríamos que soportar que no saliese el Sol durante varios días seguidos.

Casi mejor no tocar nada.

diumenge, 1 de desembre del 2019

Texto de valoración


La ciencia ha de enseñarse con pasión. De no ser así, como afirma Neil DeGrasse Tyson en el vídeo, la curiosidad y la creatividad de los niños desaparecen. La educación formal sigue teniendo unos objetivos que alejan al alumno del desarrollo de estas cualidades.



“La educación no debería basarse en volcar información en el cerebro de las personas, sino en entrenar a la gente para que piense”, afirma el astrofísico. En efecto, no se trata de enseñar ciencia en los colegios y universidades presentando contenidos sin pensar sobre ellos. La escuela debería impulsar aquello que nos lleva a tener ciencia: pensar, dudar, sentir curiosidad. En mi opinión, enseñar ciencia como se hace desde la educación formal es incluso contradictorio con lo que significa la ciencia, donde todo es susceptible de ser sustituido por descripciones más aproximadas de la realidad.

En esa misma línea se encuentra la opinión del fundador de Wikipedia, Jimmy Wales, para quien lo importante es sentir curiosidad por el mundo, ser críticos con la información que recibimos y cuestionarnos su veracidad investigando sobre ella. Esto es lo que se consigue mediante la educación no formal, motivada sólo por nuestro deseo de saber, ya que, como dice Wales, esta no tiene un objetivo concreto en cuanto a sacarse títulos.



Desde el sistema educativo convencional se nos proporcionan unos conocimientos ya moldeados, lo cual es una forma rápida de transmitir la información necesaria para superar los exámenes que nos llevan finalmente a la obtención de un título. La ciencia debe acercarse a los niños de otra manera, no presentando unos contenidos fijos y persiguiendo unas metas, sino creando primero una cierta curiosidad e interés por ella, que les sirva a los niños de motor para continuar aprendiendo. El aprendizaje se consigue así de una forma más satisfactoria y eficaz, ya que la educación no formal está libre de obligaciones y objetivos concretos. Es la “utilidad de lo inútil” de la que nos habla Nuccio Ordine.

Esta manera informal de aprender estimula la reflexión, la duda y la imaginación, procesos cognitivos que nos llevan a un conocimiento más sólido y profundo y que formará a personas más autónomas y con capacidad crítica. Además, al desprenderse de la etiqueta de “obligatorio” hace que los niños quieran seguir indagando, cultivando su interés y su curiosidad por la ciencia; curiosidad que, a su vez, es abono para el avance científico.

Sin embargo, esto no quiere decir que debamos acabar con la educación formal. Esta tiene un papel importante, como parece sugerir Wales: organizar la información, darle un orden y prevenir de que ahí fuera hay información falsa o manipulada.

Por todo esto, la función de la divulgación científica más necesaria para DeGrasse Tyson es dar a conocer la ciencia con la visión que de ella tienen las personas a las que les entusiasma, para contagiar ese espíritu de querer saber, de hacerse preguntas sobre el mundo que nos rodea, de ser capaces de emocionarnos con lo que sabemos y con lo que desconocemos. Mediante la divulgación de la ciencia se promueve la reflexión y el desarrollo del pensamiento crítico y se enseña a aprender a mirar -lo cual es distinto que advertir lo que otros ya han observado-, porque la ciencia está en los ojos del que mira y se hace preguntas.

Escribir un artículo

Para comprobar que, en realidad, el formato académico es “un estilo narrativo”, en esta entrada del blog voy a escribir un artículo (que no es un resultado científico) en formato IMRaD (Introducción, Metodología, Resultados y Discusión).


Exámenes estudiando la noche de antes


Introducción
Algunos estudiantes universitarios deciden presentase a sus exámenes finales habiendo estudiado únicamente la noche de antes de la prueba. Pretenden comprobar si son capaces de aprobar la asignatura concentrando el trabajo de todo un cuatrimestre en las veinticuatro horas que preceden al examen.

Materiales y metodología
Los alumnos preparan litros de café y compran varios botes de Red Bull y otras bebidas energéticas para aguantar despiertos toda la madrugada. Para el estudio disponen de apuntes y esquemas que han encontrado en Internet o les han pasado otros compañeros que han preferido dosificar el estudio durante el curso.
Seleccionan aquellos temas que les parecen de mayor importancia y centran en estos todos sus esfuerzos por retener algo en la memoria, obviando otros puntos del temario. Para ello se fían de su intuición: “esto seguro que no cae”. Además, los estudiantes más osados preparan alguna chuleta con datos, fórmulas y/o nombres importantes en función de la materia de la que se examinan.

Resultados
Tras hacer el examen y haber sido corregido por el profesor, los estudiantes reciben las calificaciones. Salvo alguno con suerte, todos los alumnos que optaron por dedicarle tiempo a la asignatura sólo la noche anterior al examen suspenden. En general parecen sorprendidos, aunque alguno confiesa que se esperaba este resultado.

Discusión
Tras el mal sabor de boca que les deja el suspenso, los estudiantes comentan entre cervezas qué ha podido fallar. Saben que tendrán que volver a presentarse al examen en septiembre, por lo que les tocará estudiar durante el verano. Tras un breve debate concluyen que estudiar  y hacer problemas durante la noche con los ojos medio cerrados y dejarlo todo para el último momento no ha sido una buena idea, aunque creen que estudiar sólo los epígrafes más relevantes sigue siendo un buen método para no tener que dedicarle muchas horas a la asignatura. Tras el período estival podrán comprobar si su nueva estrategia de estudio es efectiva o no.

Artículos científicos en Internet


Los artículos científicos escogidos para analizar si siguen o no el formato IMRaD (Introducción, Metodología, Resultados y Discusión) son Importance of the deep ocean for estimating decadal changes in Earth’s radiation balance (Palmer et al., 2011) -publicado por Geophysical Research Letters- y The 1990-1995 El Niño-Southern Oscillation event: longest on record (Trenberth y Hoar, 1996) -publicado también por Geophysical Research Letters-.

En Trenberth y Hoar, 1996 hay una primera sección titulada “Introducción”, donde se exponen el objetivo de la investigación y el problema tratado. Los autores hacen alusión a otros artículos científicos en los que ya se ha investigado el fenómeno tratado en su artículo, poniéndolo en contexto. En el segundo y tercer epígrafe se explican la metodología y los resultados -en este caso figuras- obtenidos con unas series de datos que necesitarán para la siguiente sección, pero que no son la parte principal de su investigación ni aportan ningún resultado novedoso. En la cuarta sección se incluye la metodología y los resultados del tema central del artículo. Estas tres secciones no se ajustan al formato IMRaD, ya que metodología y resultados aparecen juntos en cada una de ellas. Además, ninguno de estos tres apartados está titulado como “Metodología y resultados”. La quinta sección es la discusión y se reconoce bien porque está titulada así.

En el artículo Palmer et al., 2011 se reconocen bien todos los apartados del formato IMRaD, aunque se desvía un poco de su estructura, incluyendo algún apartado adicional y combinando más de uno en una misma sección. La primera sección es la introducción. En la segunda, titulada “Simulaciones”, se describen los datos y los modelos usados en su investigación. Al tratarse de un estudio perteneciente al campo de la climatología, este apartado de datos puede considerarse un sustituto del de “Materiales”. El tercer epígrafe lleva por título “Metodología”, ciñéndose al formato IMRaD. En la cuarta sección los autores exponen los resultados y la discusión de estos, sin incluir una sección diferente para cada uno de ellos. En el quinto apartado hacen un resumen del artículo, saliéndose del esquema IMRaD.

Además, en ambos artículos se incluye un abstract al principio y un apartado de “Referencias” al final.

dimecres, 27 de novembre del 2019

Ovoides por los nidos


Los huevos de las aves, a diferencia de los de los peces y los anfibios, no son esféricos. Tienen una forma ovalada pero asimétrica, ya que un extremo es más ancho que el otro. Esta figura se llama ovoide, que precisamente significa ‘con forma de huevo’.

Es curioso que los huevos adquieran esta forma tan característica. Si fueran esferas, las aves se ahorrarían un poco del carbonato cálcico que necesitan para formar la cáscara, ya que, para un mismo volumen, las superficies de estas son menores que las de los ovoides.

Partiendo de esta deducción, -que nace de mi siempre presente ley del mínimo esfuerzo-, me pregunté el porqué de esta caprichosa forma.

Un huevo esférico saldría rodando fácilmente con cualquier golpecito o perturbación. Por el contrario, con su forma ovoidal los huevos se mantienen en el sitio rodando en círculos si son empujados.

Además, si hay más de un huevo en el nido, esta forma hace que se optimice mejor el espacio, ya que los huecos que quedan entre unos y otros cascarones son menores.  Por tanto, caben más huevos en el nido que en el caso de que fueran esferas. Otra consecuencia de que con su forma ovoide encajen mejor es que la superficie de contacto entre los huevos es mayor, por lo que pueden darse más calor y amor unos a otros.

Por si fueran ya pocas las razones que las aves nos dan de por qué motivo ponen huevos con forma ovoidal, hay una más: les es más fácil expulsarlos que si fuesen esféricos.

Y hasta aquí la razón de por qué un huevo tiene forma de huevo.