dimecres, 27 de novembre del 2019

Ovoides por los nidos


Los huevos de las aves, a diferencia de los de los peces y los anfibios, no son esféricos. Tienen una forma ovalada pero asimétrica, ya que un extremo es más ancho que el otro. Esta figura se llama ovoide, que precisamente significa ‘con forma de huevo’.

Es curioso que los huevos adquieran esta forma tan característica. Si fueran esferas, las aves se ahorrarían un poco del carbonato cálcico que necesitan para formar la cáscara, ya que, para un mismo volumen, las superficies de estas son menores que las de los ovoides.

Partiendo de esta deducción, -que nace de mi siempre presente ley del mínimo esfuerzo-, me pregunté el porqué de esta caprichosa forma.

Un huevo esférico saldría rodando fácilmente con cualquier golpecito o perturbación. Por el contrario, con su forma ovoidal los huevos se mantienen en el sitio rodando en círculos si son empujados.

Además, si hay más de un huevo en el nido, esta forma hace que se optimice mejor el espacio, ya que los huecos que quedan entre unos y otros cascarones son menores.  Por tanto, caben más huevos en el nido que en el caso de que fueran esferas. Otra consecuencia de que con su forma ovoide encajen mejor es que la superficie de contacto entre los huevos es mayor, por lo que pueden darse más calor y amor unos a otros.

Por si fueran ya pocas las razones que las aves nos dan de por qué motivo ponen huevos con forma ovoidal, hay una más: les es más fácil expulsarlos que si fuesen esféricos.

Y hasta aquí la razón de por qué un huevo tiene forma de huevo.